Recorriendo los comercios, podremos ver formatos de enmarcado “doméstico” disfrazados de modos profesionales de "proteger" imágenes.
Pensemos que en el museo, las fotos, obras pictóricas (como las acuarelas o los collages), deben ser protegidos del polvo, la humedad, los insectos y el vandalismo.
Varios de ellos son bastante similares a los del enmarcado seguro y profesional, y otros aparecen con marcos de atractivos colores, añadidos, figuras, formatos o pátinas. Otros no presentan marco alguno, y son simples vidrios tras los cuales se coloca la foto o la imagen. Hay con marcos metálicos, de madera o de plástico, lustrados o pintados, hay los que permiten colocar varias fotos en un mismo marco.
Veremos algunos de ellos - muy comunes- puntualmente, y los riesgos que implica colocar las fotos valiosas “protegidas” por estos enmarcados.
Varios de ellos son bastante similares a los del enmarcado seguro y profesional, y otros aparecen con marcos de atractivos colores, añadidos, figuras, formatos o pátinas. Otros no presentan marco alguno, y son simples vidrios tras los cuales se coloca la foto o la imagen. Hay con marcos metálicos, de madera o de plástico, lustrados o pintados, hay los que permiten colocar varias fotos en un mismo marco.
Veremos algunos de ellos - muy comunes- puntualmente, y los riesgos que implica colocar las fotos valiosas “protegidas” por estos enmarcados.
Los clip
Vendidos como una forma “moderna” y “neutral” de enmarcar fotografías o papeles, estos formatos (llamados "clips") constan de un vidrio, a veces antirreflejos, tras el cual se coloca la foto o la obra. Detrás de este conjunto, se dipone un cartón grueso o MDF blanco, y se sujeta todo el “paquete” con pequeños ganchos o “clips” de metal cromado. Un fino alambre se ata a dos clips para el colgado, o bien los mismos clips presentan orificios para ello.
Inmediatamente vemos el riesgo: no hay protección alguna en los bordes, y el polvo ambiental ingresa libremente. Los insectos más pequeños, atraídos por el reflejo del vidrio, no tardan en ingresar, quedando atrapados entre el vidrio y la foto expuesta. Con el tiempo, una aureola de polvo, detritos e insectos muertos forman un cordón perimetral detrás del vidrio. Como se puede intuir, no es la mejor manera de exponer una imagen u obra.
Pero los problemas no finalizan allí.
Se forma un contacto directo entre la obra expuesta y el vidrio. Ese contacto es imperfecto: hay una muy delgada película de aire entre ambas superficies, una de las cuales suele ser orgánica y blanda (la foto u obra de arte expuesta). Además, esta película de aire es, desde un punto de vista microscópico, “abierta”. Hay un intercambio directo de materia, polvo y humedad, entre el exterior y la cámara formada por el vidrio y la obra. Consecuencia: se forman hongos rápidamente en la superficie orgánica del objeto. Estos hongos se nutren, directamente, de la gelatina de las fotos o la celulosa y colas del papel, y a la vuelta de unos meses la obra está parcialmente destruida.
Este tipo de elemento es, directamente, no museológico. No pueden usarse “clips” para exponer objetos de museo. Cualquier fotografía u obra de valor museal se verá grandemente afectada. Si puede servir para exponer textos impresos como cartelas grandes, o reproducciones cuya pérdida, en definitiva, no importe.
Los portarretratos de acrílico
Los portarretratos de acrílico plegado (químicamente, polimetilmetacrilato, PMMA) poseen los mismos inconvenientes que los clips.
Este tipo de elementos consiste en una placa de metacrilato plegada al suministrarle calor lineal a lo largo de la plegadura a efectuar. La placa queda así como un “sobre” o carpeta transparente, y entre las dos caras formadas se dispone el objeto a exhibir, en general una foto. Son muy baratos y comunes, de fácil obtención y casi una tentación pues casi no se ven a nivel perceptual.
Vendidos como una forma “moderna” y “neutral” de enmarcar fotografías o papeles, estos formatos (llamados "clips") constan de un vidrio, a veces antirreflejos, tras el cual se coloca la foto o la obra. Detrás de este conjunto, se dipone un cartón grueso o MDF blanco, y se sujeta todo el “paquete” con pequeños ganchos o “clips” de metal cromado. Un fino alambre se ata a dos clips para el colgado, o bien los mismos clips presentan orificios para ello.
Inmediatamente vemos el riesgo: no hay protección alguna en los bordes, y el polvo ambiental ingresa libremente. Los insectos más pequeños, atraídos por el reflejo del vidrio, no tardan en ingresar, quedando atrapados entre el vidrio y la foto expuesta. Con el tiempo, una aureola de polvo, detritos e insectos muertos forman un cordón perimetral detrás del vidrio. Como se puede intuir, no es la mejor manera de exponer una imagen u obra.
Pero los problemas no finalizan allí.
Se forma un contacto directo entre la obra expuesta y el vidrio. Ese contacto es imperfecto: hay una muy delgada película de aire entre ambas superficies, una de las cuales suele ser orgánica y blanda (la foto u obra de arte expuesta). Además, esta película de aire es, desde un punto de vista microscópico, “abierta”. Hay un intercambio directo de materia, polvo y humedad, entre el exterior y la cámara formada por el vidrio y la obra. Consecuencia: se forman hongos rápidamente en la superficie orgánica del objeto. Estos hongos se nutren, directamente, de la gelatina de las fotos o la celulosa y colas del papel, y a la vuelta de unos meses la obra está parcialmente destruida.
Este tipo de elemento es, directamente, no museológico. No pueden usarse “clips” para exponer objetos de museo. Cualquier fotografía u obra de valor museal se verá grandemente afectada. Si puede servir para exponer textos impresos como cartelas grandes, o reproducciones cuya pérdida, en definitiva, no importe.
Los portarretratos de acrílico
Los portarretratos de acrílico plegado (químicamente, polimetilmetacrilato, PMMA) poseen los mismos inconvenientes que los clips.
Este tipo de elementos consiste en una placa de metacrilato plegada al suministrarle calor lineal a lo largo de la plegadura a efectuar. La placa queda así como un “sobre” o carpeta transparente, y entre las dos caras formadas se dispone el objeto a exhibir, en general una foto. Son muy baratos y comunes, de fácil obtención y casi una tentación pues casi no se ven a nivel perceptual.
Museológicamente son inaceptables.
Debemos decir que los portarretratos de este tipo no conservan, sino que afectan directamente los objetos expuestos. El acrílico es un producto que envejece con la luz (liberando sustancias) amarilleando y agrietándose. Como resultado, podemos tener fotografías mohosas o degradadas químicamente, polvo en el perímetro y una más que dudosa protección contra e manipuleo, ya que por su técnica, debe estar abierto en tres de sus cuatro aristas. La foto u obra puede “caer” y dañarse.
Debemos decir que los portarretratos de este tipo no conservan, sino que afectan directamente los objetos expuestos. El acrílico es un producto que envejece con la luz (liberando sustancias) amarilleando y agrietándose. Como resultado, podemos tener fotografías mohosas o degradadas químicamente, polvo en el perímetro y una más que dudosa protección contra e manipuleo, ya que por su técnica, debe estar abierto en tres de sus cuatro aristas. La foto u obra puede “caer” y dañarse.
Estos portarretratos pueden servir para contener las cartelas, rol que cumplen muy bien, ya que son comercialmente muy accesibles y casi imperceptibles a la vista.
Portarretratos con marco
De diversas formas, sistemas y materiales, estos elementos suelen ser de pequeño tamaño, adecuados para el uso doméstico. Muchos de ellos se fabrican en forma de marco con un mínimo cartón de respaldo, y unos ganchos sostienen unido el conjunto.
Poseen varias desventajas: su material nunca es adecuado, porque exceptuando el vidrio, los elementos se han fabricado con materiales no comprobados, con emisión de ácidos, químicos inestables o aromáticos. Los marcos suelen ser de metal cromado, con desprendimiento de enchapados, o bien de madera laqueada con emisión de sustancias.
La tecnología no ayuda tampoco a la conservación. Para facilitar la colocación del retrato, estos enmarcados tienen espacios importantes entre el marco y el respaldo, donde ingresará seguramente polvo e insectos. Muchos no permiten separar la obra del vidrio, generando los problemas de hongos ya descriptos; cuando hay un passepartout, es de mala calidad, y seguramente con un pH muy bajo, que afectará a largo plazo lo expuesto, si es que sobrevive a hongos e insectos. Los métodos de unión, finalmente, son inseguros, muchas veces de plástico barato, y se suelen usar clavos o tornillos de metales comunes.
De diversas formas, sistemas y materiales, estos elementos suelen ser de pequeño tamaño, adecuados para el uso doméstico. Muchos de ellos se fabrican en forma de marco con un mínimo cartón de respaldo, y unos ganchos sostienen unido el conjunto.
Poseen varias desventajas: su material nunca es adecuado, porque exceptuando el vidrio, los elementos se han fabricado con materiales no comprobados, con emisión de ácidos, químicos inestables o aromáticos. Los marcos suelen ser de metal cromado, con desprendimiento de enchapados, o bien de madera laqueada con emisión de sustancias.
La tecnología no ayuda tampoco a la conservación. Para facilitar la colocación del retrato, estos enmarcados tienen espacios importantes entre el marco y el respaldo, donde ingresará seguramente polvo e insectos. Muchos no permiten separar la obra del vidrio, generando los problemas de hongos ya descriptos; cuando hay un passepartout, es de mala calidad, y seguramente con un pH muy bajo, que afectará a largo plazo lo expuesto, si es que sobrevive a hongos e insectos. Los métodos de unión, finalmente, son inseguros, muchas veces de plástico barato, y se suelen usar clavos o tornillos de metales comunes.
Como se ve aquí al lado, la técnica es muy barata y simple, lo que generará una conservación imposible.
No tiene un uso directo en el museo, a menos que se usen, de forma estéticamente adecuada, para exposiciones de reproducciones o copias, y siempre sin afectar el ambiente de la sala. Lo mejor es usar los metálicos pintados al horno, y sustituir los elementos de fábrica por otros más confiables. Deberemos pensar si la baratura del marco elegido, compensará los gastos de reemplazar las partes, o conviene comprar, directamente, marcos ya adecudos para el museo.
Enmarcados comerciales
De mejor calidad, si están bien realizados, estos enmarcados solamente adolecen de problemas de materiales. Suelen usarse varillas y cartones comerciales, de cierta nobleza, y ya algunas casas de enmarcado saben de los problemas de la acidez en los materiales o la eventual liberación de sustancias.
Es importante que, si se va a encargar un enmarcado para el museo a una casa comercial, se indique taxativamente el tipo de material a usar, y tener la experiencia y elementos suficientes para reconocer un material no museológico. Los pliegos de licitación o compra deben establecer muy bien los materiales a utilizar por el proveedor.
Enmarcados comerciales
De mejor calidad, si están bien realizados, estos enmarcados solamente adolecen de problemas de materiales. Suelen usarse varillas y cartones comerciales, de cierta nobleza, y ya algunas casas de enmarcado saben de los problemas de la acidez en los materiales o la eventual liberación de sustancias.
Es importante que, si se va a encargar un enmarcado para el museo a una casa comercial, se indique taxativamente el tipo de material a usar, y tener la experiencia y elementos suficientes para reconocer un material no museológico. Los pliegos de licitación o compra deben establecer muy bien los materiales a utilizar por el proveedor.
En general se deben exigir marcas reconocidas, o bien sellos de testeo normalizado. Los materiales de acero inoxidable, por ejemplo, se testean mediante rayado con aguja de acero e inmersión en hipoclorito de sodio, en el acero común toda la pieza oxidará, mientras que en el acero inoxidable sólo las partes rayadas. Los cartones se testean con pH-metros, o cintas de prueba. Lo mejor es acudir a casas responsables, y realizar al recibir el material, un control de lo adquirido. Así, los cartones deben ser de pH 8 o 9, las cintas de sellado de papel especial, no reactivo, y los eventuales adhesivos, no degradables, y sin emisión. Debe sellarse perfectamente el frente del marco, impidiendo la entrada de insectos y polvo, a la vez que se deja circular el aire interiormente, filtrado éste por un papel de respaldo. La obra o foto no debe tocar el vidrio, quedando al menos a 1 mm. del mismo, a fin de prevenir el casi inevitable “arqueado” de la obra, evitando que ésta toque el cristal.
Este tipo de enmarcado se denomina “museológico” y será motivo de otra entrada. Podés verla en:
Este tipo de enmarcado se denomina “museológico” y será motivo de otra entrada. Podés verla en: